El sector inmobiliario sigue desinflándose

Explansion - La burbuja inmobiliaria sigue desinflándose a un ritmo vertiginoso. El pasado agosto la compraventa de vivienda cayó un 36,8%, mientras que los visados de obra nueva por parte de arquitectos se han reducido a la cuarta parte.

La principal causa de este retroceso es la restricción del crédito, como lo demuestra el hecho de que no sólo se vendan menos viviendas libres sino también de protección oficial, que experimentaron una caída del 9% en agosto.

Por tanto, la normalización del sistema financiero y de los mercados del crédito es una condición indispensable para que el sector inmobiliario empiece de nuevo a tener pulso. Pero que vuelva a fluir el crédito tampoco es una garantía suficiente. Durante la última década, los excesos de liquidez, los bajos tipos de interés y el crédito fácil han sobrecalentado la economía y la demanda de vivienda.

El crecimiento natural de la población, el fenómeno de la inmigración, la inversión extranjera y el hecho de que muchos ahorradores se fijaran durante estos años en el ladrillo, como un lugar seguro para colocar sus inversiones dado los rápidos crecimientos de los precios, han espoleado la demanda de viviendas.

El problema es que buena parte de esta demanda, que impulsó la multiplicación del sector, no sólo ha desaparecido sino que tiene en su poder viviendas de las que quiere desprenderse.

El Gobierno habla ahora de más de 650.000 viviendas que los promotores no consiguen vender. A este parque habría que añadir todas aquellas viviendas compradas por particulares como vehículo inversor y que ahora están en venta. Esto elevaría el stock de viviendas hasta un número que podría superar los dos millones.

Además de recuperar el crédito, es indispensable que el mercado asuma todo ese stock y eso precisa, además de tiempo, una importante corrección de los precios. Cualquier otro apoyo al sector inmobiliario sólo será un paliativo para alargar la agonía de una actividad que tiene que corregir los excesos de los últimos años.

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