El mercado inmobiliario español da señales de mejoría.

Finanzas.com - Los analistas de HSBC consideran que el mercado inmobiliario español  ha dado algunas muestras iniciales de mejoría, pero que éstas son insuficientes como para pensar en un posible rebote.

Las primeras señales de mejoría provendrían del lado de la demanda, donde algunos indicadores empiezan a aplanarse, si bien “a niveles extremamente bajos. El ritmo de caída de los precios inmobiliarios se ha moderado y la concesión de hipotecas ha empezado a subir”, explican.

Sin embargo, añaden, “en la parte de la oferta, los indicadores (casas empezadas y/o casas acabadas) sugieren aún más tensión para el mercado inmobiliario, lo que se añade a nuestra pesimista previsión para los impulsores de ese mercado”.  

Por lo tanto, la entidad financiera espera que los ajustes en el sector continúen los próximos trimestres, y no confía en ver una recuperación sostenible antes de finales de 2010, cuando la economía empiece a dar sus propias señales de mejoría.

HSBC recuerda que los determinantes o impulsores de los precios inmobiliarios en España son el crecimiento económico y el empleo, que todavía hacen pensar e un periodo de ajuste largo, y que ni la demanda de los inmigrantes ni de los extranjeros hacen pensar en la recuperación a corto plazo del sector, “especialmente en medio de una sobreoferta tan elevada”, indican.

Apuntes sobre la economía española

Sobre el dato de empleo, en HSBC prevén que la tasa de paro suba hasta el 22% en 2010, “aunque el ritmo de pérdidas de empleo podría reducirse en los próximos trimestres cuando la economía empiece a estabilizarse”.

En lo que respecta a la demanda por parte de los extranjeros, la entidad recuerda que uno de los principales problemas que encuentran los potenciales compradores (principalmente los británicos) son los desfavorables tipos de cambio, algo que no cambiará hasta final de año, cuando el euro pierda parte de su fortaleza frente a la libra y otras divisas.

Tampoco ayudarán a la recuperación inmobiliaria las rigideces estructurales, un extendido periodo de deflación y la falta de reformas en el sector.

La ausencia de reformas en el mercado laboral español (competitividad en el exterior) y su incapacidad para decidir sobre los tipos de interés complicará el desapalancamiento de los inversores españoles (tan elevado ante la facilidad del crédito de los últimos años), sobre todo, cuando los tipos empiecen a subir. A esto habría que añadir el repunte registrado en las tasas de ahorro debido al aumento de paro, con lo que la renta disponible para consumo o inversión se ha reducido sensiblemente y eso lastrará la economía.

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