El embargo de viviendas se multiplica por cuatro pese a las refinanciaciones.

Expansión - La crisis económica ha abierto un profundo agujero en el bolsillo de las familias y, ante la imposibilidad de hacer frente a los pagos, el número de ejecuciones hipotecarias se ha disparado en los últimos meses.

Desde que irrumpió la crisis, a mediados de 2007, se han registrado en España 140.000 procesos judiciales que, generalmente, culminan con el embargo del inmueble. Y, según las previsiones del Consejo General del Poder Judicial, las ejecuciones seguirán subiendo en 2010 hasta alcanzar los 180.000 inmuebles.

Las estadísticas de esta institución muestran que, en 2006, antes de que los primeros signos de deterioro económico aflorasen en los mercados, el total de ejecuciones se situó en 17.635.

Esta cifra, que recoge todos los embargos realizados durante el ejercicio completo, fue superado con creces durante todos los trimestres, desde septiembre de 2008.

El vertiginoso repunte de las tasas de paro es el principal motor de las ejecuciones hipotecarias y desde el sector bancario asumen que, mientras se siga destruyendo empleo, los impagos crecerán.

Sube la morosidad
En noviembre la ratio de mora del sector (bancos, cajas y cooperativas de crédito) se situó en 4,94%, según el Banco de España. Y, para 2010, los expertos del sector auguran unas tasas de entre el 7% y el 9%.

Las entidades financieras subrayan que su intención no es quedarse con la vivienda de ningún cliente y que, por tanto, siempre se buscan acciones encaminadas a negociar con el deudor una salida airosa. "Estudiamos el caso y vemos qué posibilidades hay para que el cliente supere el bache. Si es posible, alargamos el plazo de la hipoteca u ofrecemos al cliente que contacte con entidades que refinancian hipotecas. Cuando no hay alternativa, aconsejamos la venta del piso para, de este modo, evitar las cargas de un procedimiento hipotecario", explica el responsable de uno de los principales bancos españoles.

Otras entidades reconocen que cada vez es más habitual la inclusión de periodos de carencia de entre uno o dos años en los que el cliente deja de pagar el principal del préstamo e, incluso, los intereses. "Ejecutar es siempre la última alternativa. Perjudica al banco y al ciudadano", señalan.

La mayor propensión a renegociar préstamos queda reflejada en el fuerte incremento de las novaciones hipotecarias (cambios en las condiciones de las escrituras). Según el Instituto Nacional de Estadística, en noviembre el número total de hipotecas con cambios en sus condiciones fue de 40.156, lo que representa un crecimiento interanual del 35,3%. De éstas, más del 80% de las novaciones (32.379) se realizaron dentro de la misma entidad. Por otro lado, un estudio publicado recientemente por la Agencia Negociadora de Productos Bancarios revela que hasta un 37% de las personas con hipoteca se vio forzado a retrasar el pago de su cuota por lo menos una vez durante el año pasado.

En cualquier caso, cuando renegociar las condiciones no bastan para que el ciudadano afronte el pago y la opción de la venta del inmueble tampoco es plausible, llega lo inevitable: la entidad financiera inicia el proceso de ejecución hipotecaria, cuyo procedimiento puede tardar entre 8 y 18 meses, en función de la zona geográfica.

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